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El canguro es el
animal más típico de Australia y el más universalmente conocido.
Las enormes patas posteriores y su gran cola
dan al animal su inconfundible aspecto; además de la bolsa en la que cuida y
transporta los pequeños hasta la edad de un año.
Sus saltos, en los que la cola sirve de
balancín, son espectaculares: hasta 11 metros de longitud y 3 de altura.
Sus patas posteriores, con uñas, son su arma
más temible, con la que el canguro asesta golpes tremendos, capaces de matar
incluso a un hombre. Pero el canguro sólo pelea en la estación del celo, o para
defenderse generalmente prefiere huir.
Esta familia comprende una gran variedad de
especies, que van desde el tamaño de un ratón hasta el canguro gigante rojo.
Los canguros son herbívoros y conviven con los
corderos en las zonas de pasto comiendo las hojas más duras que los ovinos no
pueden digerir.
La cría del canguro pesa menos de un gramo al
nacer pero puede moverse por sí solo en busca de las mamas situadas en el marsupio
de la madre que, para mayor facilidad, se tumba sobre su espalda.
El pequeño
permanece en el marsupio durante 7 meses.
Los enemigos de este animal son el pitón
diamantino, el águila de cola larga y el dingo, pero los peores son el calor y
las sequías que azotan Australia.
En la actualidad, el hombre blanco protege a
este marsupial, pero los indígenas los cazan aún con el boomerang. Cuando uno
de los canguros se percata del peligro da la alarma a la manada batiendo con
fuerza el suelo con las patas posteriores; y todos huyen alocadamente.
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